jueves, 11 de marzo de 2010

De-Puntillas

Aprendió a caminar únicamente con sus zapatillas de ballet. Siempre iba de puntillas y nunca se descalzaba sus bailarinas con las cuales parecía levitar. Luego, creció lo suficiente para darse cuenta que danzar no bastaba para sortear los obstáculos de la vida sino que necesitaría caminar y correr con las plantas de los pies bien apoyadas en la tierra.

Desde entonces, Annie anheló encontrar sus zapatos perfectos. Sabía exactamente cómo los quería: Cómodos, muy cómodos como lo eran sus antiguas bailarinas. Sencillos a la vez que coquetos, con un toque personal, distintivo aunque no muy llamativos u ostentosos. No con mucho tacón ya que se desequilibraría, tampoco totalmente descubiertos pues sus deditos se mojarían los días de lluvia... le agradaban con cierta calidez. Además debían ayudarla a permanecer estable en la tierra aunque de vez en cuando tendrían también que ser sus alas para volar.

Annie buscó y rebuscó. Fue a todo tipo de tiendas, comercios, zapaterías y boutiques. Y nada... nunca encontraba nada. Cansada de andar siempre con los pies desnudos decidió poner fin a su martirio podal. Se armó de valor, fue al primer negocio que localizó y, sin más decoro, se embutió en los primeros zapatos que encontró con intención de aprender a caminar.

Pero no. Esos no. Apretaban y no eran muy bonitos... aún así anduvo un poco con ellos, a veces contenta por hallarse al fin calzada, otras dolorida pues el zapato la ahogaba, no dejaba respirar sus pies asi que se despojó de ellos y, dudando de si su concepción de zapatos idílicos era realmente la adecuada, comenzó a probarse y a caminar con todo tipo de calzado: Zapatos, zapatillas, botines, cholas, chanclas, sandalias, esclavas, escarpines, zuecos, zancos, manoletinas, alpargatas, babuchas, pantunflas, mocasines, botas, coturnos, deportivas, tenis, playeras, aletas, patines...
Con tacón, sin tacón, medio tacón, tacón de aguja o de madera, de tela, de seda, de goma, plástico o terciopelo, con tirantes, sin tirantes, de charol, de cuero, con lacitos, cordones, cremalleras o botones, abiertos, cerrados, semi-cerrados, anchos, estrechos, tallas grandes, medias y pequeñas, negros, blancos, de colores, transparentes, con plataforma, sin plataforma, con puente, planos, de punta redonda o cuadrada, también de pico y de hierro, forrados, ignífugos, impermeables, reversibles, con broches o hebillas, lisos, bordados, estampados, con pedrería o lentejuelas, con cámaras de aire, luces y ruedas...

Tras mucho probar, tras mucho andar, correr y saltar de nuevo nada... ninguno encajaba con ella y, después de tantos intentos sus pies quedaron rendidos, fatigados y malheridos. Cansada y resignada a deambular sin zapatos volvió a casa, pensando en conformarse con sus antiguas bailarinas y, en ese momento, apareció ante ella su zapatilla onírica.

Tanto tiempo rebuscando y siempre las había tenido ante sus ojos...
¡¡ Sus bailarinas !! Siempre fueron sus zapatillas de ensueño. Ahora, después de haber pretendido caminar inútilmente con innumerables zapatos, lucían realmente hermosas... delicadas, suaves y confortables. Eran perfectas. Eufórica se las calzó pero su rostro de felicidad inmediatamente se apagó. Ya no eran cómodas como las recordaba. Dolían, dolían mucho debido a que sus pies, ahora heridos, no aguantaban tan siquiera el contacto con la seda. En vano, intentó curarlos con pomadas, tiritas, vendas, polvos de talco, cremas, bálsamos, algodones, plantillas.... todo inane. Annie sabía que era tarde... nada surtía efecto, sus pies yacían demasiado rotos, demasiadas yagas, demasiadas heridas. Finalmente guardó sus valiosas bailarinas en una mochila y andó descalza hasta que, algún día, sus lesiones cierren, curen o endurezcan permitiéndole pasear de nuevo calzada con ellas, ya no danzando sino volando de puntillas, siempre de puntillas...

4 Sueños:

Milelel dijo...

Annie volverá a levitar, seguro, la duda es si ella mantendrá la certeza de conseguirlo durante el tiempo que tarden sus delicados pies en curar.

Tony Montana dijo...

Annie puede estar segura de que, para cuando sus heridas sanen, su onírico calzado estará intacto en su mochila esperando para llevarla allí adonde ella quiera... andando, corriendo, bailando o de puntillas, volando... Para siempre.
Sin llagas, sin rozaduras ni torceduras, porque sostendrán sus pisadas ya sean en tierra o en aire, subiendo o bajando, soñando o realizando, encantadas de ser llevadas por los pies que tanto las buscaron...

Paloma dijo...

Amiga!!
mete todas las noches los pies en agua calentita!!
mucha cremita!
y sobretodo que no falten los masajitos!!
mimatelos mucho y veras como van recuperandose.

P.D no he sabido como introducir en la metafora el chocolate, pero que no pase por alto que es fundamental darse buenos chutes!
La vida sin chocolate no esta mal, pero con él ...

Indigente Iletrado dijo...

Por eso mismo Hemigway decía que nunca hay que dejar de bailar. Lo más importante en esta vida es seguir bailando.

Claro que...

Él se refería al 'baile' que hace un peleador de box en el ring. Pero seguro que con zapatillas también aplica...